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sábado, 13 de septiembre de 2014

CRÌTICA LITERARIA - OBRA : LO QUE OCULTAN LOS VESTIDOS- AUTOR: LILA CALDERÒN - La Serena/Santiago- Chile



OBRA                                    LO QUE OCULTAN LOS VESTIDOS
AUTOR                                 LILA CALDERÒN
EDITORIAL                          BORDES
AÑO                                     2014 – 300 Ejemplares
PÀGINAS                             141

Lila Calderòn, Nace en Santiago de Chile, 1956. Comunicadora Audiovisual y Escritora, Magíster © en Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Chile. Ha publicado los libros de poemas Balance de blanco en el ángel triste de Durero, 1993; In Memoriam, 1995; Por suerte había otra vida y Piel de maniquí 1999. Durante el año 2002 publicó los libros: Animalia (cuentos), La gran fuga (cuento) y La ciudad de los temblores (novela infantil), Ediciones Books and Bits, Santiago, Chile. 

En 1994 obtuvo el Primer Premio de Video-poesía de la Feria Internacional del Libro de Santiago de Chile y el Premio de Adaptación de Guiones de Cortometraje Luchino Visconti del Ministerio de Educación.    

En 1998, obtuvo el Primer Premio en el Encuentro de Cine y Video del Caribe con La muerte de un poeta, homenaje al poeta cubano Ángel Escobar (Video-experimental). Su obra poética se encuentra compilada en diversas antologías, tanto de Chile como del extranjero.  

En el año 2005 expuso en la Biblioteca Nacional: “Liquidación por cambio de temporada”, un conjunto de ensamblajes creados a partir de materiales heterogéneos y objetos encontrados.

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Leer  “Lo que ocultan los vestidos”, de Lila Calderón,  es como asistir a una fiesta en el Palacio de las letras, con el vestido del verbo que generosamente nos otorga su autora.
Sin lugar a dudas la poesía ejerce su rango y aquí estoy, en primera línea, para entrar al salón principal, sin capricho de letras, con una claridad que invita a vestir de traje largo.
Razono libremente ante esta perfecta cortesía y abordo la presencia de tan prodigiosa artista.
La autora de esta obra, desarrolla sus temas y lo hace con extraordinario acierto, halla el tono adecuado de las palabras para variadas circunstancias, logrando  un clima de patio soleado en donde son las letras que van floreciendo con sencillez a nuestro paso, a pesar de tanta tristeza que produce la pérdida de seres queridos, se levanta la voz, por sobre la misma muerte, con esa paz que sólo otorga el tiempo, aunque por dentro, la expresión dispute, aquella redacción de la historia, que nos deja debilitados.  Lila Calderón se conecta a lo divino  y sabe que existe algo más, que nos convierte en criaturas mágicas-ángeles.

Dice: Pág. 62 – “El oleaje que mece las almas”
IV
La ciencia silencia el rito
donde danzan nieblas que se alzan
al otro lado del espejo,
palabra que enciende la vida
en el poema
y cierra las cortinas
a la presión desesperada
de los reflejos materiales
que dan muerte al misterio
del silencio
y la flor.

No se pule la vida acaso, a cada instante pareciera que elegimos un número que nos ofrece posibilidades, de acuerdo a nuestra edad y sensibilidad.

-Intentamos averiguar, la memoria busca y llega, todo lo que corrió con el tiempo.“Recuerdos olvidados” de Augusto D^Halmar, cuyo prólogo hizo don Alfonso Calderón (padre de nuestra autora)
y una emociòn inmensa me invade.

No sabría precisar lo que sentí, al leer a Lila Calderón, soy una convencida que este germen
De mi inclinación poética,  viene a mí de la mano del recuerdo, como si cada minuto estuviese en perfecta sincronía de movimiento con el pasado.
La sensibilidad de Lila Calderón, evoca los hallazgos de otras épocas, es entonces que inaugura sin alardes a lo largo de “Lo que ocultan los vestidos”  que abordemos nuestro propio escenario en el espejo del pasado y presente.

Cito: Pág. 37  “Veinticuatro veces por segundo”
“…La longevidad no es ningún premio, cuando sabemos que desde esta mitad comienza el deterioro,  y el olvido se instala como una película cortada, mientras revisamos la página del obituario, y decimos sonriendo  qué bien,  este no es mi día”

Entonces nos sostenemos en la ventaja del momento de estar vivos, apuntamos a nuevas formas de convivencia, llevando nuestro nombre de viaje, por caminos plagados de obstáculos sin privarnos la esencia y personalidad.
Lila Calderón, escribe, se expresa y aborda desde su vocación, tal vez desahogo de su sentir más íntimo al entre líneas o claramente en algunos versos.

La hermana del medio, enfoca y señala en el tiempo que oscila en cualquier momento, con responsabilidad anónima, como un proceso de sucesivas entregas.

Cito: de Pág. 19 a 23  “Juguemos a la ronda ahora que el lobo no está” , dedicado a sus hermanas, Teresa y Cecilia Calderón G.

¿Lobo está?
Seguiremos cantando en el fondo del patio,
Mientras los muertos duermen la siesta
Y nosotros bailamos con coronas de flores
Porque no creemos en el lobo.
Nos ponemos espinas de rosas en la nariz,
Simulamos ser rinocerontes,
Jabalíes, dinosaurios,
Habitar el averno
Y dejar que el eco
Nos conduzca al mito
Del falso trébol de cuatro hojas
O un poema al revés de la memoria.
¿Lobo está?
Me escondo.
Ahora corran hasta marear al día
que venimos encadenadas y si una cae
bota a las otras
y las otras se ponen de pie
para levantarla,
las tres gracias encendidas
aunque corra sangre por las calles
que están llenas de ánimas sin nombre
de casitas de juguete
pintadas de blanco
y con flores de papel.
¿Lobo está?
...allá donde no importa quién es quién
Ni lo que quiere reflejar.
Lo que importa
 es no caer de los falsos columpios
ni apoyarse en barandas de utilería.

A lo largo de la vida, asistimos como a un rotativo, dependerá del horario tal vez, el enfoque, los sentimientos de familia y hermandad aparecen y se introducen optimistas en lo complejo que nos pueda resultar “vivir la vida”

El sentimiento fraternal es puro, aunque pueda ser variado en la sucesión del tiempo, permanece con una asignación de origen, como una tarea realizada de forma individual, también el tiempo redacta mientras oscila y es en la entrega de ese amor ejemplar, entre hermanos, que se encuentra la ventaja para salir delante de cualquier situación, por más difícil que esta sea.

Cuando se tiene hermanos, los sueños de la vida, no son citas de soltera, así, un dolor inmenso que nos desgarra el alma, en pretensión de destruirnos. Trastorna, sin embargo  reconocemos
En nuestros hermanos, los cientos de tréboles de cuatro hojas, que nos acompañaran durante todas las vidas.

Cito: Pág. 69 “Ya vive y se le oye cantar”

Ya vive y se le oye
 cantar.
Está latiendo en el huevo,
Rueda en el nido y tras la cáscara
Se adivina
El paisaje de los ángeles
Que buscarán  en nosotros
 la certeza
de un Paraíso
imposible de perder.


Bellamente evoca, el alma, la creación misma, cuando leemos  “el corazón como una rosa encendida  que derrama los secretos del cielo” Pág.  71

Así como la vida, la muerte no pasa de largo en “Lo que ocultan los vestidos”, sabiendo a ciencia cierta que van unidas.
La muerte despliega sus recursos y es así como enfoca.

Cito: Pág. 79 “Lo que ocultan los vestidos”
Cuántas veces me dormí llorando
Encerrada  en la cámara oscura
entre abrigos de pieles.
Puede que esto haya ocurrido
tres veces, las suficientes
para desear ser invisible y conseguirlo.
Lo cierto es que pasé varias tardes
Llorando entre los abrigos muertos,
Tratando de liberarme,
O de gritar fuerte para despertar.

La autora, sabe bien del sentido e hilo conductor de su vida, no retrocede ante conflictos, atraviesa la memoria  y se viste con relatos de la infancia, de la mano de la vida que le tocó, entre alegrías y tristezas , calzando optimismo para combatir aflicciones, con tanta voluntad como buen juicio.

Deja espacios desde su propio cielo, abiertos, donde nos cede estrellas de ilusión, como remedio sincero, que emerge sin temblor de sus años de niñez, como una veta delicada de su imaginación que se desdobla a través de la lectura.
La fantasía vive entre recuerdos del pasado, ella, Lila Calderón, con un lenguaje adulto, no exento de ironía,  nos invita a transitar a su ritmo en “Cebras y Reglas”

-No citaré nada más, definitivamente es mi deseo que lo lean ustedes mismos.

“Lo que ocultan los vestidos” tiene una orden de enriquecida sensibilidad y una cantidad maravillosa de estímulos para la propia creatividad.
Observar los profundos matices, ceñirse los recursos de expresión, el manejo del diálogo directo, a claridad, dan un sentido especial a esta obra de Lila Calderón.

Captura  el sentimiento y ese modo  natural de expresarlo.

La riqueza potencial está en el leer verdad, descubrir y captar el hilo que se multiplica en uno mismo, como lector.
Lila Calderón, expresa  sus pensamientos  y vivencias, cálida y llena de latidos, descubriéndonos “Lo que ocultan los vestidos”

Rossana Arellano
Escritora-Poeta
Septiembre 13-2014















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