Hace unos días de visita en Vilafranca del Penedès, (Barcelona) recibí un libro especial, de parte de una de mis mejores amigas, con la cual un día decidimos denominarnos "hermanas"
Se trata de " Les Cabanyes" Mirant cap al futur. Hojeando de Barcelona a Madrid en el AVE, sentía que día a día nos encontramos atrapados en el tiempo, pero eran mis ojos los que leían hacia atrás, en el ahora.
Palabras del Alcalde de la época, que maduran entre olivos y viñedos al paso incansable del medio-ambiente.
La montaña de Sant Pau, espacio de recreación familiar abierto durante todo el año, abraza los vínculos en entorno natural.
Entonces continúo capturando la esencia del idioma Catalán en la montaña de Sant Jaume. "Una finca rústica de 70.876 m2 de superficie, ocupada mayoritariamente por zona forestal y con 876 m2 construidos"
Como un pulmón para Vilafranca , se ha reforestado el espacio y plantado árboles de mayores dimensiones para tener otros espacios con sombra. Hay también un huerto ecológico y hermosos jardines.
"En el siglo XI se construyó para acoger la comunidad de Sant Jaume Vell, que estaba en mal estado en lo alto de la montaña. Se sabe que en el año 1066 ya estaban en la nueva edificación. Los señores del lugar hacían grandes donaciones, llegando a tener seis canónigos y un prior. A partir de la muerte de su último prior Arnald Fresc, en 1395, se inició su decadencia, ya que los priores comendatarios se empezaron a apropiar las rendas que tenía el monasterio. La extinción de los monasterios de la orden de San Agustín en Cataluña en el año 1592, hizo que pasara a depender del obispado de Solsona."
De pronto dejamos que la vida y el entorno inmediato, nos arrebate sueños/espacios/lugares ( o tal vez sea, como siempre digo, no era el momento, a pesar de haber estado tan cerca)
Del monasterio solo queda la iglesia de una sola nave, tres ábsides y transepto. La nave y los brazos del transepto tienen bóveda de cañón, sobre el crucero hay una cúpula ochavada, que forma un cimborrio en el exterior de doce caras, único de este periodo en Cataluña. En el ábside central hay cinco hornacinas semicirculares separadas por semicolumnas.
En el exterior la fachada presenta una ventana en forma de ojo de buey, sobre la puerta de entrada formada por dos arcos de medio punto en degradación.
Los ábsides tienen una decoración de tres series de cinco arcuaciones separadas por lesenas en el central y frisos de arcuaciones en los laterales. En el cimborrio también se encuentra un friso con arcuaciones.
El campanario cuadrado, es del siglo XVI, colocado sobre la fachada principal.
En el Museo Diocesano y Comarcal de Solsona, se encuentra una tabla pintada al temple, narrando la vida del apóstol San Jaime de finales del siglo XIII.
No se si un día regrese, sólo puedo aseverar que he estado allí desde siempre, sin el tumulto de los pulsos de las gentes, pero entre hermanos, callados, al silbido del viento y de la nieve.
Afuera se divisa, el aliento enfermo de los mundos, al frente una pantalla en verde fosforescente indica que alcanzamos una velocidad de 298 km/hr , observo los molinos de viento, cierro los ojos, abrazo este libro y cabalgo los sueños, de ayer-hoy y mañana.
Tal vez sea otro Monasterio, el de Sant Jordi o Sant Cugat, lo cierto es que afuera queda la voz del destino, como también quedan fuera el Camino de Santiago, ruta que peregrinè tantas veces de la mano de mi padre en sus relatos de familia: Navarra, tan sólo mencionarla me llena los ojos de lágrimas, el "Tiempo" se hace nada, cuando el espíritu quiere reconocerse en todo, pero no alcanza el horario, ni los huesos, ni la fortaleza de aquel Carbayòn en mitad del camino, que mis ojos ven desde siempre...
Que más da, se que regresaré, en la resurrección, donde la sangre acallada, más no dormida, continúa latiendo.
Rossana Arellano G.
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