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domingo, 20 de diciembre de 2015

UTOPÍAS EN SOCIEDADES SIN REFORMA




UTOPÍAS  EN. SOCIEDADES  SIN REFORMA 

-Tal vez debiéramos preguntarnos ¿Qué es lo esencial para nosotros mismos? 
Luego, elaborar proyectos como frutos de época, que en definitiva aporten al desarrollo de la sociedad a la que pertenecemos y por consiguiente no podemos excluirnos.
Hoy en día, en que la memoria ha pasado a ser un concepto de afán doctrinario, en el cual una suerte de " Club de los Justos" no es otra cosa que una mezcolanza de izquierdas y derechas, ni tan izquierdistas ni mucho menos derechas.
Manifestar entonces, sin fantasías de fondos de apoyo gubernamental, ni sectas secretas de personajes y personajillos, que se alzan de hombros a la hora de la verdad. Es un acto de nobleza humana.
Si bien es cierto el instinto de la propia supervivencia es un talento que se hila muy fino en la 
profundidad del ser. 
Duele el observar la realidad del mundo, aquellos tiempos que consuman las esencias espirituales y presentan la visión imperfecta, aquello que verdaderamente trasciende en lo social. 
A veces la imagen del hombre, se transforma o en definitiva pierde aquella divinidad que se encuentra en el," destino final"
Cuando comprendemos que la muerte no se encuentra más allá, sino que muy cerca y bien acá; es que descubrimos dentro de nosotros mismos, lo que no puede ser alterado, aunque el punto de evolución se presenta al alcance, la extinción de lo humano no ha de rebasar limites, ni reimplantarse.
Guardar la compostura  y tomar las cosas que están en nuestras propias manos, a sabiendas que todo se extingue y no se trata de culpa ni razón.
Somos quizá, invitados sin alma, con necesidad de creer y crecer dependiendo de la elección. Sin embargo, ¿Qué provoca la selección de los sueños para el futuro? 
La creación es un sueño de humanidad , de algún Dios, que explota o combina motivos espirituales 
con doctrinas antiguas y las coloca en programa fijo a la vanguardia, una y otra vez. Generación va y generación viene.
En concreto podemos arrodillarnos ante un trozo de luna, que se refleja en sus propios ciclos  o  llenarnos de culpas por numerosas pérdidas que cobran su salario en el periodo de tiempo que nos corresponda vivir.
Un día de otoño levantamos la cabeza y es entonces que nos damos cuenta que el tiempo se ha reducido, hacemos huelga de hambre un par de días,  al sentirnos ultrajados. Luego recordamos, que anduvimos a manotazos por la vida. los rayos del pararrayos , son una pista en medio de tanta oscuridad. Despertamos en la rompiente del próximo sueño, sin recordar la dirección exacta del negocio de las horas, suponemos que todos se han ido quedando dormidos, entonces levantamos la voz y lloramos como un pequeño niño, que no sabe su propia dirección y espera que alguien lo lleve a casa.

Rossana Arellano
El Reloj del Hombre Sol

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