
Este Parque, fue construido por Antoni Gaudì, (Arquitecto) por encargo del empresario Eusebi Gûell, se construyo entre los años 1900 y 1914, fue inaugurado como "Parque público" en 1926.
Hasta el año pasado- 2013 - el acceso era gratuito.
"En 1984 la Unesco incluyó al Parque Güell dentro del Lugar Patrimonio de la Humanidad - Obras de Antoni Gaudí "
Lo que siento :
La superficie a recorrer se manifiesta en mi espíritu, como una utopía de mundo a préstamo, por un lado la naturaleza y lo constituido reviven en mi como un medio de integridad y libertad. _ Luego, está Barcelona y su marcha de ciudad donde todo el mundo parece estar siempre de "compras"
Entonces a pesar de mis propios puntos de vista, la contemplación, los componentes, el estilo de identidad y tendencia a lo barroco, aunque en el "espacio-motivo" logran integridad, en mi mente y base, se ofrece en contrastes.

-¿Dónde va la vida y el inventario de lo antiguo?
-¿Dónde queda la estructura de las épocas pasadas?
Sin vacilar digo: Agradezco a los mecenas de todos los tiempos, que nos permiten llegar, observar, habitar, palpar, vivir, revivir, etc... del otro lado del carácter la calidad artística en la inclusión de simbolismos, que hablan un lenguaje único y nos hablan en breve de política, religión, mitología...
No desestimo tampoco un lenguaje un tanto laberíntico, que invita a mi razón hacia lo sacro-natural, es entonces que reemplazo mi huella y me obligo a redondear el dorso de la imagen en la unidad de mi vista-entorno.
-Siento que estas formas onduladas y la vista de una pequeña casa (Biblioteca) que observo desde lo alto, como una imagen de Casita de galleta de Jengibre, me toman de la mano de manera agradable y me dejo llevar, sin pretender descifrar nada, sino más bien, integrarme a lo que siento, en entorno de árboles, como encinas, ciprés, eucalipto, magnolia, ciruelos,algarrobos, palmeras, etc... Impregnada también, ralentizo el recorrido final, entre lavandas, romero, tomillo y salvia, voy besando en el aire la unidad de los hibiscus donde me detengo varios minutos, recordando mi casa y el que enfermó en mi ausencia.
Esta paz de universo dentro de la ciudad, marca una línea en el formato de mi nombre, en la formación y certeza de la unidad; mientras lo variado y sus diversos ángulos se integran.
El pabellón de las lavanderas, las columnas inclinadas semejando árboles, no me alejan, sino que hablan de mi propia existencia y el sentido del reflejo, en los sueños que en cierta medida, se cumplen.
Rossana Arellano